En la puta vida
Siete años después de su humilde “La historia casi verdadera de Pepita la Pistolera”, Beatriz Flores Silva vuelve a realizar con En la puta vida una película sobre mujer enfrentada a mundos violentos. Lo hace una vez más desde la comedia y a partir de un caso periodístico.
Se trata del primer estreno de una larga presencia de cine nacional anunciada para este año: la multipremiada “25 Watts” de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, la uruguayo-argentina “Maldita cocaína” de Pablo Rodríguez (recibida en Buenos Aires con críticas muy negativas) y los videos “Mala racha” de Gabriela Speranza y “Llamada para un cartero” de Brummel Pommerenck.
La directora cuenta la historia de Elisa (la argentina Mariana Santángelo), una muchacha con sueños de peluquería en Pocitos y poca fortuna para elegir nuevo padre para sus dos hijos. Buscando una manera de hacer dinero termina en el Bajo de la ciudad, donde ejerce, sin complicaciones, la prostitución. Allí conoce a un “fiolo” (el argentino Silvestre) que la seduce, la ilusiona y la lleva a las calles de Barcelona. Al tiempo de estar en Europa y con los hijos cada vez más lejos, se descubre prisionera de un régimen esclavista. El proyecto, con un costo de más de un millón y medio de dólares, es el más caro del cine nacional.
Flores Silva apostó a tratar el tema, que es trágico, desde el punto de vista de la comedia. Ya desde el comienzo, con Elisa huyendo bajo la lluvia con sus hijos y un secador a cuestas, mientras un amante la viene a buscar en una moto con sidecar, quedan en evidencia las intenciones grotescas.
Esto se acentúa en el capítulo montevideano que transcurre en un ambiente de folclore ciudadano, con prostíbulos derruidos, madamas avejentadas (Martha Gularte) y clientes ansiosos. La prostituta cándida que compone Andrea Fantoni funciona como la contraparte cómica del drama que se avecina. Todos los personajes son un tanto unidimensionales de más.
Los sucesos en Barcelona tienen otro tono, reemplazando esa mirada juguetona por una más triste. Por momentos drama y comedia se confunden, lo que queda más patente en el final y es un error del guión. Pero la directora transmite de modo creíble el pasaje de la novelería inicial de las dos uruguayas al infierno de un distrito rojo.
Un epílogo facilista y demagógico hace tambalear algunas virtudes del relato. Redundante y cargado de moralina, ese final discurseado hace pensar que sus autores no creyeron demasiado en lo que habían expuesto en la hora y media anterior de una manera correcta.
La película convocó a once mil espectadores en su primer fin de semana de exhibición, lo que sus distribuidores consideraron un récord.
“En la puta vida”. Uruguay, 2001. Dirigida por Beatriz Flores Silva. Escrita por Flores Silva y Janos Kovasci. Fotografía: Francisco Gozón. Música: Carlos Da Silveira. Con Mariana Santángelo, Silvestre, Andrea Fantoni, Augusto Mazzarelli. Cines Casablanca 1, Ejido 1, Hoyts Cinema Punta Carretas 2, Moviecenter Montevideo Shopping y Portones, Plaza.
F.R.C.